Una pareja juzgada en Aix por infanticidio por envenenamiento. El hombre y la mujer se acusan el uno al otro.
11 de septiembre de 2009
El agente judicial estaba terminando la expulsión del apartamento de los Steijns, el 19 de Octubre de 2005, en Marsella, cuando un paquete atrajo su atención en el balcón. "Un empleado de la empresa de mudanzas le dio una patada, declara el agente judicial. Había un olor de putrefacción. Luego vimos un cuerpo pequeño y todo negro”. El cadáver de un recién nacido. Al día siguiente, el dueño de un hotel de Salon-de-Provence, llamó a la policía: una pareja instalada desde hace un mes ya no paga. Los Steijns. Los policías se precipitan. Y se preocupan: la pareja está sola, ¿dónde están los hijos de la señora, nacidos de un primer matrimonio? Tergiversaciones. Finalmente, Jean-Paul Steijns lleva a los investigadores hasta un garaje. Olor pestilente: en el coche BMW de la familia, los cadáveres de Melissa, 8 años, y Jason de 7, pudriéndose desde hace un mes.
Canelones. Desde el lunes, Jean-Paul Steijns, 39 años, y su esposa Marie-Hélène Martínez, de 29 años, comparecen ante el Tribunal Penal de Bouches-du-Rhone, acusados de haber envenenado a los dos niños. Para el recién nacido, la acusación ha sido abandonada: sus pulmones estaban demasiados podridos para determinar si el bebé nació vivo. Los padres aseguran que nació muerto, dos días después de la muerte de los dos niños. "Soy consciente de haber participado en un acto horrible, dice el acusado. Estoy muerto desde la misma noche en que murieron Melissa y Jason. En mi celda, tengo la impresión de que están siempre a mi lado”. Marie-Hélène Martínez se dice “inocente”:" Quería demasiado a mis hijos. Yo nunca podría haber hecho eso. Yo no sabía que había caído con un asesino. Me sentiré calmada cuando el monstruo sea sentenciado. Él mató a mis hijos”. Jason y Melissa cenaron un domingo por la noche, canelones rellenos de tranquilizantes machacados. Tenían un gusto amargo. Después murieron. Jean-Paul Steijns primero afirmo que quería "dormirlos" sin intención de matarlos, para suicidarse después. Tenía deudas, el agente judicial iba a expulsarlos, su vida se derrumbaba. Aseguró que su esposa no vio nada: también la había drogado, durante cuarenta y ocho horas. "Le juré a mi mujer que yo cargaría con todo”. Pero después de dos años de detención, cambió su versión y la implico: su esposa trituro los medicamentos, asegura él, y puso a punto el escenario para eliminar a los niños y "recomenzar una vida nueva". Ella niega. El problema es que ninguna versión concuerda con la realidad. Según el peritaje toxicológico de sus cabellos, los niños estaban masivamente drogados desde hacía entre siete y nueve meses, con diversos barbitúricos y ansiolíticos para adultos. Jason había tragado el equivalente de 360 comprimidos de Lexomil (Nota de Mila: bromazepan). "Casi la dosis de un toxicómano", afirma el experto. El cóctel final tal vez los mato. Pero antes, Jason y Melissa ingirieron cantidades "fenomenales". ¿Cómo? ¿Por quién? No hay respuesta. "Tengo dudas acerca de Steijns”, dice Marie-Hélène, tratándolo de "mitómano, manipulador, estafador”. Steijns le devuelve amablemente la acusación: "Yo no estaba allí por las mañanas. ¿Ocurrió algo en esos momentos? "Ella se pretende una mujer sumisa e ingenua, que no vio nada, a causa de ese supuesto coma de dos días. Eso suena falso. Si los niños fueron drogados durante meses, ¿cómo no pudo ver nada? Pero nada prueba que ella participó.
En septiembre de 2005, dos días después de la muerte de los dos mayores, Marie-Hélène dio a luz sola en su casa. Luego, la pareja se marcha al Hotel Ibis y esperan un mes que la realidad los alcance. Van al zoológico, al restaurante. A pesar de que comparte una "relativa frialdad emocional", según un psiquiatra, la pareja no sufre de ningún trastorno mental. Marie-Hélène es rubia y guapa, de mediana inteligencia, pero "desconectada de la realidad", dice un policía. "Discretamente ausente, distanciada", precisa el experto psicólogo. Le gustan los hombres más mayores y sale a los 14 años con un hombre de 31, quien se convertirá en el padre de sus dos hijos.
"Doble rostro". Marie-Hélène parece manipuladora a través de sentimientos, Jean-Paul lo es a través de palabras. Cabellos largos recogidos en una cola de caballo, la cara hinchada, a menudo comienza sus frases con un "Sinceramente..." Sin embargo, la honestidad no es la virtud primera de este embrollador de gran categoría, "fabulador con doble rostro", según el propietario de su alojamiento, al que debía tres años de alquiler. Titular de un Máster en Ciencias Económicas, Steijns salía todas las mañanas hacia el trabajo, como si nada, cuando lo cierto es que no lo tenía desde hacía dos años: la sociedad de frutas y verduras que él administraba lo despidió por malversación. Sonsaco entre 60 000 y 100 000 euros en tres años, dice su antiguo asociado, quien reconoce que le engaño como a un chino "con elegancia" y describe: "Es un estafador, un ladrón, un mentiroso. Pero no es un malvado. Financieramente estaba agonizando”.
Embrollador. Sin empleo, Jean-Paul Steijns no dice nada a su esposa, por "vergüenza". Él sufre de una "alteración patológica de la realidad", según el experto psicológico: "El va a contarse, tal como querría ser y a identificarse con este personaje. Encontró en Marie-Hélène a la pareja ideal: crédula, inmadura, dependiente. Ella encontró al Príncipe Azul, él sueña con serlo”. "Embrollador, egocéntrico, se inventó un padre magnate del petróleo, cuando el verdadero, ausente, llevaba una doble vida, antes de abandonar a su madre. Para vivir, Jean-Paul estafa a sus antiguas parejas, sacándoles decenas de miles de euros. "He abusado de la gente que tenía confianza en mí." Al final, vive a costa de su madre. "La he arruinado. Psicológicamente, también. "
En casa, Marie-Hélène pretende que no se da cuenta de nada. "Él se hizo pasar por un rentista." Y le habría dicho: "Si te enseño el montante de mi cuenta bancaria, de lo largo que es, no sabrías leerlo." Cuando se conocieron en el 2000, ella es camarera en el Bistro Romain. "Amable, muy atento”, viene a comer todos los días durante un año y medio, dejando grandes propinas. Ella queda maravillada por este farolero de 130 kilos, que empieza a perder peso y deja por ella a su anterior novia, madre de su hijo, y embarazada de su hija. Juntos, los Steijns se dan la gran vida: vacaciones en Martinica o en Egipto, spa, hoteles... "Eran vacaciones todo el año. Comíamos todos los días en el restaurante y comprábamos todo lo que queríamos ", dice ella, evocando” tres años de felicidad, como en un cuento de hadas». Con la holgura económica con la que soñaba. "Ella es la heroína de una novela donde todo es maravilloso", estimo un psiquiatra. La pareja tiene dos BMW, visita para comprarlas, casas de 850 000 euros, de los que no tienen ni el primer céntimo. Según el agente de una inmobiliaria, "el parecía un perrito, ella parecía dirigir”.
Desde su matrimonio en 2003, los Steijns se aíslan del mundo para vivir entre ellos dos. "Dan la impresión de una vida en una secta, pero no se sabe quién es el dominante," dijo el presidente del Tribunal Penal. Durante un año, los dos niños no asisten a la escuela. Jean-Paul hace de maestro y Jason aprende a leer. Los fines de semana, los Steijns se niegan a entregar a los niños a su padre, que presenta una docena de denuncias. La policía no se da ninguna prisa.
Habilidad. Luego, en septiembre de 2005, los niños vuelven brevemente a la escuela. "Espabilados, inteligentes, encantadores", dice el director. Hasta el desenlace fatal. Borrar a los niños, era borrar la realidad. "Estoy en la mierda, y encima Marie-Hélène está embarazada", explicó Jean-Paul, obsesionado por la muerte. "Yo no soy alguien que cree en la belleza del mundo", declama. Detenido, Steijns pide ver a un psiquiatra, para que "le explique lo que le ocurría". Pero los psicólogos no tienen explicación. Él ya ha pasado cuatro años en detención provisional. Ella está libre, ha rehecho su vida, tiene una niña de 2 años. Todavía no han divorciado. Ella tuvo la habilidad, después de los hechos, de reconciliarse con el padre de los niños, retomando aunque brevemente una relación amorosa con él. Tanto es así que la apoya, ante el Tribunal, declarándola “inocente”. El veredicto esta previsto hoy.
El padrastro, Jean-Paul Steijns, ha sido condenado a veinte años de prisión por el Tribunal Penal de Bouches-du-Rhone. La madre, Marie-Hélène Martínez, quien se declaro inocente, ha sido condenada a diez años. El fiscal general requería treinta años de prisión para ambos. La madre ha apelado la sentencia.
Traducción de Mila
11 de septiembre de 2009
El agente judicial estaba terminando la expulsión del apartamento de los Steijns, el 19 de Octubre de 2005, en Marsella, cuando un paquete atrajo su atención en el balcón. "Un empleado de la empresa de mudanzas le dio una patada, declara el agente judicial. Había un olor de putrefacción. Luego vimos un cuerpo pequeño y todo negro”. El cadáver de un recién nacido. Al día siguiente, el dueño de un hotel de Salon-de-Provence, llamó a la policía: una pareja instalada desde hace un mes ya no paga. Los Steijns. Los policías se precipitan. Y se preocupan: la pareja está sola, ¿dónde están los hijos de la señora, nacidos de un primer matrimonio? Tergiversaciones. Finalmente, Jean-Paul Steijns lleva a los investigadores hasta un garaje. Olor pestilente: en el coche BMW de la familia, los cadáveres de Melissa, 8 años, y Jason de 7, pudriéndose desde hace un mes.
Canelones. Desde el lunes, Jean-Paul Steijns, 39 años, y su esposa Marie-Hélène Martínez, de 29 años, comparecen ante el Tribunal Penal de Bouches-du-Rhone, acusados de haber envenenado a los dos niños. Para el recién nacido, la acusación ha sido abandonada: sus pulmones estaban demasiados podridos para determinar si el bebé nació vivo. Los padres aseguran que nació muerto, dos días después de la muerte de los dos niños. "Soy consciente de haber participado en un acto horrible, dice el acusado. Estoy muerto desde la misma noche en que murieron Melissa y Jason. En mi celda, tengo la impresión de que están siempre a mi lado”. Marie-Hélène Martínez se dice “inocente”:" Quería demasiado a mis hijos. Yo nunca podría haber hecho eso. Yo no sabía que había caído con un asesino. Me sentiré calmada cuando el monstruo sea sentenciado. Él mató a mis hijos”. Jason y Melissa cenaron un domingo por la noche, canelones rellenos de tranquilizantes machacados. Tenían un gusto amargo. Después murieron. Jean-Paul Steijns primero afirmo que quería "dormirlos" sin intención de matarlos, para suicidarse después. Tenía deudas, el agente judicial iba a expulsarlos, su vida se derrumbaba. Aseguró que su esposa no vio nada: también la había drogado, durante cuarenta y ocho horas. "Le juré a mi mujer que yo cargaría con todo”. Pero después de dos años de detención, cambió su versión y la implico: su esposa trituro los medicamentos, asegura él, y puso a punto el escenario para eliminar a los niños y "recomenzar una vida nueva". Ella niega. El problema es que ninguna versión concuerda con la realidad. Según el peritaje toxicológico de sus cabellos, los niños estaban masivamente drogados desde hacía entre siete y nueve meses, con diversos barbitúricos y ansiolíticos para adultos. Jason había tragado el equivalente de 360 comprimidos de Lexomil (Nota de Mila: bromazepan). "Casi la dosis de un toxicómano", afirma el experto. El cóctel final tal vez los mato. Pero antes, Jason y Melissa ingirieron cantidades "fenomenales". ¿Cómo? ¿Por quién? No hay respuesta. "Tengo dudas acerca de Steijns”, dice Marie-Hélène, tratándolo de "mitómano, manipulador, estafador”. Steijns le devuelve amablemente la acusación: "Yo no estaba allí por las mañanas. ¿Ocurrió algo en esos momentos? "Ella se pretende una mujer sumisa e ingenua, que no vio nada, a causa de ese supuesto coma de dos días. Eso suena falso. Si los niños fueron drogados durante meses, ¿cómo no pudo ver nada? Pero nada prueba que ella participó.
En septiembre de 2005, dos días después de la muerte de los dos mayores, Marie-Hélène dio a luz sola en su casa. Luego, la pareja se marcha al Hotel Ibis y esperan un mes que la realidad los alcance. Van al zoológico, al restaurante. A pesar de que comparte una "relativa frialdad emocional", según un psiquiatra, la pareja no sufre de ningún trastorno mental. Marie-Hélène es rubia y guapa, de mediana inteligencia, pero "desconectada de la realidad", dice un policía. "Discretamente ausente, distanciada", precisa el experto psicólogo. Le gustan los hombres más mayores y sale a los 14 años con un hombre de 31, quien se convertirá en el padre de sus dos hijos.
"Doble rostro". Marie-Hélène parece manipuladora a través de sentimientos, Jean-Paul lo es a través de palabras. Cabellos largos recogidos en una cola de caballo, la cara hinchada, a menudo comienza sus frases con un "Sinceramente..." Sin embargo, la honestidad no es la virtud primera de este embrollador de gran categoría, "fabulador con doble rostro", según el propietario de su alojamiento, al que debía tres años de alquiler. Titular de un Máster en Ciencias Económicas, Steijns salía todas las mañanas hacia el trabajo, como si nada, cuando lo cierto es que no lo tenía desde hacía dos años: la sociedad de frutas y verduras que él administraba lo despidió por malversación. Sonsaco entre 60 000 y 100 000 euros en tres años, dice su antiguo asociado, quien reconoce que le engaño como a un chino "con elegancia" y describe: "Es un estafador, un ladrón, un mentiroso. Pero no es un malvado. Financieramente estaba agonizando”.
Embrollador. Sin empleo, Jean-Paul Steijns no dice nada a su esposa, por "vergüenza". Él sufre de una "alteración patológica de la realidad", según el experto psicológico: "El va a contarse, tal como querría ser y a identificarse con este personaje. Encontró en Marie-Hélène a la pareja ideal: crédula, inmadura, dependiente. Ella encontró al Príncipe Azul, él sueña con serlo”. "Embrollador, egocéntrico, se inventó un padre magnate del petróleo, cuando el verdadero, ausente, llevaba una doble vida, antes de abandonar a su madre. Para vivir, Jean-Paul estafa a sus antiguas parejas, sacándoles decenas de miles de euros. "He abusado de la gente que tenía confianza en mí." Al final, vive a costa de su madre. "La he arruinado. Psicológicamente, también. "
En casa, Marie-Hélène pretende que no se da cuenta de nada. "Él se hizo pasar por un rentista." Y le habría dicho: "Si te enseño el montante de mi cuenta bancaria, de lo largo que es, no sabrías leerlo." Cuando se conocieron en el 2000, ella es camarera en el Bistro Romain. "Amable, muy atento”, viene a comer todos los días durante un año y medio, dejando grandes propinas. Ella queda maravillada por este farolero de 130 kilos, que empieza a perder peso y deja por ella a su anterior novia, madre de su hijo, y embarazada de su hija. Juntos, los Steijns se dan la gran vida: vacaciones en Martinica o en Egipto, spa, hoteles... "Eran vacaciones todo el año. Comíamos todos los días en el restaurante y comprábamos todo lo que queríamos ", dice ella, evocando” tres años de felicidad, como en un cuento de hadas». Con la holgura económica con la que soñaba. "Ella es la heroína de una novela donde todo es maravilloso", estimo un psiquiatra. La pareja tiene dos BMW, visita para comprarlas, casas de 850 000 euros, de los que no tienen ni el primer céntimo. Según el agente de una inmobiliaria, "el parecía un perrito, ella parecía dirigir”.
Desde su matrimonio en 2003, los Steijns se aíslan del mundo para vivir entre ellos dos. "Dan la impresión de una vida en una secta, pero no se sabe quién es el dominante," dijo el presidente del Tribunal Penal. Durante un año, los dos niños no asisten a la escuela. Jean-Paul hace de maestro y Jason aprende a leer. Los fines de semana, los Steijns se niegan a entregar a los niños a su padre, que presenta una docena de denuncias. La policía no se da ninguna prisa.
Habilidad. Luego, en septiembre de 2005, los niños vuelven brevemente a la escuela. "Espabilados, inteligentes, encantadores", dice el director. Hasta el desenlace fatal. Borrar a los niños, era borrar la realidad. "Estoy en la mierda, y encima Marie-Hélène está embarazada", explicó Jean-Paul, obsesionado por la muerte. "Yo no soy alguien que cree en la belleza del mundo", declama. Detenido, Steijns pide ver a un psiquiatra, para que "le explique lo que le ocurría". Pero los psicólogos no tienen explicación. Él ya ha pasado cuatro años en detención provisional. Ella está libre, ha rehecho su vida, tiene una niña de 2 años. Todavía no han divorciado. Ella tuvo la habilidad, después de los hechos, de reconciliarse con el padre de los niños, retomando aunque brevemente una relación amorosa con él. Tanto es así que la apoya, ante el Tribunal, declarándola “inocente”. El veredicto esta previsto hoy.
El padrastro, Jean-Paul Steijns, ha sido condenado a veinte años de prisión por el Tribunal Penal de Bouches-du-Rhone. La madre, Marie-Hélène Martínez, quien se declaro inocente, ha sido condenada a diez años. El fiscal general requería treinta años de prisión para ambos. La madre ha apelado la sentencia.
Traducción de Mila
5 comentarios:
ay me duele el alma por esos ninos!
XO Claudia
Que gusto tomar aquí un cafecito con todas .
Buenas noches
Hola guapas!
Por aquí estamos, con un ojo en Mindi y el otro en el Mundo.
Después de mas de dos años, a las dos M's nos hace falta un sitio donde respirar y comentar otros asuntos con las amigas. Y con los amigos si se deciden.
A mi me fascina el comportamiento humano en general, y el de los padres y madres en particular.
También querría conocer, lo que nos ESCONDEN los que tienen el poder, los modos y maneras en que lo esconden, los métodos que utilizan para manipular a la sociedad.
Esperamos vuestras sugestiones.
Realmente espeluznante. Me dedico a escribir relatos, aunque no he tenido la suerte (todavía)de poder publicar nada, y suelo de vez en cuando añadir alguno de suspense o de terror a mi colección. Nunca podría haber llegado mi imaginación a tanto.
Un abrazo.
Carmen Franco
Un abrazo para ti Carmen. Nuestro blog esta a tu disposición. Si rebuscas un poco, encontraras otras historias de las que se puede decir, increíble pero cierto.
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