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lunes, 4 de enero de 2016

Sobre los Reyes Magos

La verdadera Historia de los Reyes Magos de Oriente

Actuallynotes.com

Por Carlos Belane

Epifanía de Navasa (Huesca). Pintura románica del S.XII

La historia de los Reyes Magos de Oriente fue escrita hacia el año 70 después de Cristo en arameo. Ese texto no se ha conservado, pero ha llegado hasta nosotros porque fue traducido al griego, que era el idioma más utilizado en la época en la cuenca del Mediterráneo.

La Historia de los Reyes Magos se encuentra en el Evangelio según San Mateo (2,1-12). De los cuatro Evangelios, solo Mateo nos cuenta este pasaje, cuando en tiempos de Herodes III el Grande, y habiendo nacido Jesús en Belén de Judea, llegaron allí en busca del Rey de los Judíos unos magos (magusàioi) venidos desde Oriente, siguiendo una "estrella" que les guiaba por el camino.



Sin embargo, en el texto de San Mateo no se les nombra ni como "Reyes", ni como "Magos", ni siquiera por los nombres como los conocemos: Melchor, Gaspar y Baltasar. La idea de que uno de ellos era negro, o que eran tres, es producto de la imaginación o de la literatura posterior. Pero hay otras cuestiones curiosas en torno a esta historia.

La larga tradición nos ha traído estos elementos identificadores que no se encuentran escritos. Algunos historiadores apuntan que se puede tratar de añadidos en la traducción griega del arameo a la historia que, escrita por Mateo, fue utilizada por Marcos y, más tarde, por Lucas. Otros estudiosos afirman que se pudo obviar el ofrecer datos tan concretos sobre quiénes eran los Reyes por considerarlo ambiguo o comprometido. Algo que parece carecer de base si se piensa que el texto está escrito muchos años después de que acontecieran los hechos.

También se ha considerado curioso que los primeros paganos ("primitia gentium", los primeros entre los paganos en adorar y reconocer al Señor) que fueron a venerar al Salvador fueran Reyes, y lo que resulta más chocante, que fueran "Magos". La clave de todo esta asunto puede encontrarse en el acierto de los traductores latinos del Nuevo Testamento que llevaron el texto a esa lengua, entre ellos San Jerónimo que en el siglo IV tradujo las Escrituras del hebreo al latín, quizá el primero que los identifica como Magos.

¿Pero a qué se llamaba magos, "magusàioi"? En tiempos del nacimiento de Jesucristo, los magusàioi eran adivinos y astrólogos, de origen caldeo, es decir, del área sirio-mesopotámica, lo que desde Judea suponía el Este geográfico. Así las cosas, el término magusàioi designaba a los charlatanes que practicaban algún tipo de magia, que practicaban la antigua ciencia de los Magû, tribu seguidora de Zaratrusta, que reunía las prácticas mágicas, astrológicas o adivinatorias del mundo persa.

Oro, Incienso y Mirra. El oro, el incienso y la mirra nos llevan hasta la llamada "Ruta del Incienso", una ruta que se extendía desde el Océano Índico, subiendo por la península Arábiga, trayendo hasta el mediterráneo, productos del Asia Central. La única ruta capaz de traer hasta el portal de Belén esas mercancías. Siguiendo el relato apócrifo, esto es, cualquier libro que se atribuye a un autor sagrado, pero no está incluido en el canon de la Biblia, del Protoevangelio de Santiago o el llamado Evangelio armenio de la infancia (un texto datado en el siglo V o VI, y otros escritos, se fecha el nacimiento de Cristo un 6 de enero y la visita de los Reyes tres días después. En esos textos se nombra a tres Reyes, Melkon, rey de los persas, Gaspar, rey de los Indios y Baltasar, rey de los árabes. Lógico es pensar que las mercancías o presentes que le entregaron al Salvador procedían no solo de la ruta propia de distribución de esos productos, sino de su lugar de procedencia como reino.

El oro representaba el signo de la divina majestad y de la realeza. El incienso simbolizaba el sacrificio y la mirra era una representación funeraria, que ponía de manifiesto la fragilidad humana.

El Pesebre. San Jerónimo, como decíamos pieza clave en la traducción del texto que nos trae la llegada de los reyes magos, habla de "praesepe" o "praesepium", que podríamos traducir como pesebre, lugar según el cual los Evangelistas indican el objeto sobre el que fue depositado Jesús al nacer. Es esta la única y misma indicación que dieron los cuatro Evangelistas, localizado en una gruta de Belén, que San Jerónimo visitó en el siglo IV, momento en el que dejaba de estar en manos de los paganos que celebraban allí la fiesta o culto de Atis. Curiosamente entre estos ritos se incluía la presencia de un buey y un asno.

El pesebre o el lugar de la Natividad, ahora epicentro de la basílica constantiniana de Belén, en la que los peregrinos entraban para rascar, de las paredes, el carbonato cálcico que se convertía en una reliquia conocida como "leche de María", a la que se concedía el poder de proteger el periodo de lactancia para las madres.

Los Reyes Magos. Melchiar, Melchor, era el rey de Nubia y de Arabia. Jaspar, Gaspar, era el rey de Tharsis y de Egriseula, oscuro de piel como los etíopes. Y Balthasar, Baltasar, rey de Godolia y de Saba. Según la tradición, los tres permanecieron vírgenes toda su vida. Aunque hablaban diferentes idiomas, fueron conducidos en dromedarios, por la estrella, que se detuvo tras trece días de camino frente al portal, el lugar del nacimiento del rey de los judíos, el Mesías. La Estrella les había guiado hasta allí recorriendo un camino sinuoso, extraño... Cuando, terminada su misión, deciden volver la Estrella ha desaparecido, ya no les guiaba. Otra leyenda dice que tardaron trece años en regresar a sus reinos, se desconoce lo que les entretuvo por el camino. La Estrella volvió a aparecerse, pero como presagio del fin de los días de los reyes sobre la Tierra. Melchor murió a los 116 años de edad, Gaspar a los 112, cinco días después que el anterior; y Baltasar a los 109, seis después que Gaspar. Fueron enterrados juntos y mientras la estrella brillaba sobre el cielo, sus cuerpos permanecieron incorruptos.

Las Reliquias de los Reyes Magos. Un 1 de junio del año 1164 Federico Barbarroja ordenó llevar, desde la iglesia de San Eustorgio de Milán hasta Colonia, las reliquias de los Reyes Magos, es decir, sus cuerpos. Fueron depositados en la iglesia de San Pedro. Se hallaban en Italia desde el siglo IV, cuando el noble griego Eustorgio había llegado a Milán enviado por Constantino, habiendo sido proclamado obispo y recibiendo como regalo, al parecer por sus bondadosas obras, las reliquias de los Magos de Oriente.

El culto a los Reyes Magos en occidente data del siglo XII. A partir del siglo siguiente comenzaron a desarrollarse representaciones teatrales en torno a su figura. La Historia, que había sido compuesta por un sinfín de datos más o menos contrastados, fue finalmente escrita entre 1364 y 1374 por Juan de Hidelsheim, un prior carmelita alemán en la Historia Trium Regum, basada en la Historia Scholastica de Pedro Comestore escrita en el lejano siglo XI.


La historia de los Reyes Magos

Navidad.es

Por Elena Maria Espadas

18/11/2008

Los reyes magos son unos personajes que se citan en el Nuevo Testamento, en el Evangelio según san Mateo. No se sabe con certeza nada de ellos, ni siquiera cuántos eran, únicamente lo que nos cuenta Mateo el Evangelista:

Después de nacer Jesús en Belén de Judea en los días del rey Herodes, llegaron desde el Oriente a Jerusalén unos magos diciendo: “¿Dónde está el rey de los judíos que acaba de nacer? Pues vimos su estrella en Oriente, y hemos venido a adorarlo.”

Y al entrar en la casa, vieron al niño con María, su madre, y postrándose, lo adoraron; y abriendo sus tesoros, le ofrecieron regalos , oro, incienso y mirra. (Mt 2,11, edición de la Biblia de Reina-Valera de 1960, con pequeñas modificaciones, para ajustarnos más literalmente al original).

Presenta claras referencias a Isaías 60:
Un aflujo de camellos te cubrirá,
camellos jóvenes de Madián y ‘Efah; todos vienen de Sabá;
oro e incienso traen y anuncian las loas de Yahveh.

Parece representar un relato de la adoración de los reyes del mundo al Mesías, inspirándose en el texto del profeta Isaías. También podría reflejar la mejor acogida que iba a tener por parte del pueblo pagano que del pueblo judío. En todo caso, resulta paradójico que unos extranjeros vienen a enseñar a los judíos que les ha nacido su rey, y bien podría ser una de las intenciones del evangelista.

A partir de ese relato, tanto la Iglesia Católica como el vulgo en general han ido elaborando una historia sobre los hechos y la personalidad de estas tres figuras. Se supone que terminaron definiéndose tres personajes al hacerlos corresponder con las tres ofrendas.

La tradición cuenta que vinieron de Oriente, en número de tres, y que iban guiándose por una estrella que los condujo hasta Belén. Allí buscaron al Niño Jesús recién nacido y lo adoraron, ofreciendo oro, incienso y mirra. Antes de llegar, en la ciudad de Jerusalén, encontraron al rey Herodes I el Grande, quien astutamente los conminó a que, de regreso, hablaran con él para darle noticia del sitio exacto donde se encontraba dicho niño, y así poder ir él también a adorarle. (En realidad, lo que quería era darle muerte, por eso ordenó la matanza de los inocentes).

La historia en el evangelio según san Mateo sigue contando cómo un ángel se apareció a los magos y los advirtió del peligro que corría Jesús si ellos obedecían el deseo de Herodes. Así pues, no volvieron por el mismo sitio.

Con el tiempo, en España y en otros países de tradición católica, se adoptó la costumbre de celebrar al mismo tiempo el día de la Epifanía (el 6 de enero) con la festividad de los Reyes Magos, conjugándose así la manifestación de Jesús al mundo no judío con la fiesta de estos personajes que representaban justamente ese mundo de gentiles. Poco a poco el vulgo fue olvidando el significado verdadero de la palabra epifanía y la convirtió en un sinónimo de adoración de los Magos.

Desde muy antiguo el tema de los Reyes Magos ha sido ejecutado por artistas pintores y escultores. Los han representado en número de tres, cuatro, y en algún caso (pocos) en número de dos. El número era variable, llegando a ser de ocho e incluso de doce.

Es en el siglo V cuando el Papa san León I el Magno establece definitivamente en tres el número de reyes magos.

Los nombres que adquieren dentro del cristianismo occidental son Melchor, Gaspar y Baltasar. Los griegos los llamaron Appellicon, Amerín y Damascón. Los de origen hebreo, Magalath, Galgalath y Serakín. Para los sirios, Larvandad, Hormisdas y Gushnasaph.

La primera vez que surge el nombre con que hoy conocemos a los Reyes Magos es en la iglesia de San Apolinar Nuovo, en Rávena (Italia). El friso de la izquierda está decorado con mosaicos de mediados del siglo VI que representan la procesión de las Vírgenes. Esta procesión está conducida por tres personajes vestidos a la moda persa, tocados con un gorro frigio y su actitud es la de ir a ofrecer lo que llevan en las manos a la Virgen que está sentada en un trono y tiene al Niño en su rodilla izquierda. Encima de sus cabezas se pueden leer tres nombres, de derecha a izquierda: Melchor, Gaspar, Baltasar…

El primero que atribuye el color negro al rey Baltasar es el inglés Beda el Venerable (672-735). No aparece ninguna representación del rey negro hasta el siglo XIV.

Poco a poco la tradición ha ido añadiendo otros detalles a modo de simbología: se los ha hecho representantes de las tres razas conocidas en la Antigüedad y representantes de las tres edades del hombre.

En España y en los países de habla hispánica existe la costumbre de poner regalos a los niños (y por extensión a los mayores) en la noche del día 5 de enero. En España la costumbre era poner los regalos en el balcón, sobre los zapatos que previamente se habían colocado allí. A veces se dejaban allí mismo dulces para obsequiar a los dignos visitantes y paja para los camellos, que se supone era o es el medio de transporte. En algunos lugares las autoridades reciben a los Reyes con gran boato y organizan la llamada Cabalgata de Reyes en que los personajes suelen ir montados a caballo o en carrozas, vestidos con hermosos mantos y coronas en lugar de la vestimenta frigia totalmente desconocida y olvidada. El día siguiente, el 6 de enero es fiesta para todo el mundo y es el momento en que los niños disfrutan de sus obsequios.

En los países de habla inglesa dedican el día 6 de enero a desmontar todos los adornos de la Navidad. Antiguamente se celebraban grandes festejos con ese motivo y se cocinaba un pastel en que se escondía un haba, o una pequeña moneda de plata. La persona que encontraba el haba o la moneda era nombrada rey judío o señor del desorden y se veía obligada a encargarse de los festejos de esa noche. Con el tiempo, la fiesta fue aumentando y cambiando y se incluyeron bailes de máscaras y representaciones teatrales. La tradición del pastel, sorpresa incluida, se ha extendido a otros países, como España, donde se desayuna ese día la rosca de Reyes o roscón de Reyes.

Se sabe que en el año 1601 los abogados de Londres encargaron a Shakespeare una obra de teatro que se tituló Noche de Reyes y que fue representada ante la reina Isabel I de Inglaterra.

En la catedral de Colonia, Alemania se veneran los supuestos restos de los Reyes Magos en una urna dorada colocada en el altar mayor. Devoción que indudablemente surge en los años de la Edad Media y durante la época de las Cruzadas donde abundó la búsqueda y aprecio por las santas reliquias.

Es interesante notar que en tiempo de la colonización española, especialmente en Cuba y Puerto Rico, este día era de asueto para los esclavos negros que salían a las calles a bailar al ritmo de sus tamboras. Esto origina el nombre de Pascua de los Negros con que el dia es aún conocido en algunos países.

La llegada de los Reyes Magos es un tema tratado también en los Evangelios Apócrifos. Según la tradición esotérica cristiana, estos personajes procedían del lugar donde se encontraba el Preste Juan.


Los regalos curativos de los tres Reyes Magos: el oro, el incienso y la mirra

BBC Mundo

23/12/2009

BBC Ciencia

Los tres reyes regalaron oro, incienso y mirra, todos compuestos curativos.

Según cuenta la tradición cristiana, Gaspar, Melchor y Baltasar, los tres Reyes Magos, llegaron hace más de 2.000 años a celebrar el nacimiento del niño Jesús portando tres regalos: oro, incienso y mirra. Los tres venían de países lejanos y fueron guiados por una estrella hasta el pesebre en Belén. Y allí Melchor entregó la mirra, Gaspar el incienso y Baltasar el oro.

En estos tres regalos se basa la tradición que se sigue practicando hoy en día en Navidad. Pero ¿para qué servían el oro, la mirra y el incienso?

Desde hace miles de años se conocían sus beneficios curativos y hoy en día estos productos siguen teniendo una gran utilidad en la medicina moderna.

Oro

La importancia del oro era tan obvia hace más de 2.000 años como lo es ahora. Pero además del valor que se le ha otorgado en todas las culturas y épocas, el metal ha sido utilizado desde hace miles de años como componente de variados tratamientos medicinales.

Su aplicación más obvia ha sido en restauraciones dentales, pero el oro se usa también en las conexiones de dispositivos médicos como marcapasos y stents utilizados en el tratamiento de enfermedades cardíacas.

Gracias a su alto grado de resistencia a la colonización de bacterias, el oro también se ha usado para implantes donde existe un alto riesgo de infección, como el oído interno.

Pero quizás su aplicación más antigua ha sido como componente de fármacos para el tratamiento de enfermedades como la artritis reumatioidea.

El científico francés Jacques Forestier descubrió en 1929 las propiedades del oro como antiinflamatorio.

Estudios más recientes comprobaron que las sales del oro inhiben la producción de una molécula que provoca la inflamación responsable de la artritis cuando se acumula en cantidades excesivas en las articulaciones de manos y pies.

En las últimas décadas se ha descubierto que esa misma molécula también parece ser responsable de otras enfermedades inflamatorias e infecciosas, incluido el VIH.

Y científicos de la Universidad Nacional de Singapur patentaron en 2003 un complejo farmacéutico basado en oro para el tratamiento de cáncer.

El profesor Leung Pak Hing descubrió que los complejos de oro y fosfina podrían tener beneficios como agentes antitumorales en tratamientos quimioterapéuticos y actualmente se están llevando a cabo ensayos clínicos para comprobarlo.

Incienso

El incienso es una resina vegetal del árbol de la Boswellia que al arder desprende un humo aromático que ha sido utilizado durante miles de años para fines religiosos, terapéuticos y en la producción de perfumes.

Se dice que el incienso tiene propiedades calmantes.

En China y Japón se ha usado en los rituales de adoración de deidades, porque se piensa que el humo puede llevar las oraciones al cielo.

Se dice que el incienso tiene propiedades calmantes y en la antigüedad se le usaba para tratar la melancolía (hoy llamada depresión).

En la medicina ayurvédica de India se le usa para tratar la artritis y ha sido muy estudiado para comprobar su potencial curativo en asma, osteoartritis, enfermedad de Crohn y colitis.

Y un estudio en 2008 de las universidades Johns Hopkins en Estados Unidos y la Hebrea de Jerusalén revelaron que el humo del incienso aliviaba la depresión y ansiedad en ratones y que el responsable era un compuesto llamado acetato de inciensola.

Aunque no se ha podido comprobar los beneficios del incienso para estas enfermedades en humanos, sí se sabe que es efectivo como repelente de mosquitos.

Mirra

Mirra significa "amargo" en árabe y durante miles de años esta resina y extracto de planta ha sido considerada un producto curativo debido a sus propiedades antisépticas y antiinflamatorias.

En medicina china se le ha usado durante siglos para curar heridas, cicatrices, sangrado y para aliviar la inflamación.

Los antiguos egipcios lo usaban también para embalsamar a sus muertos y durante mucho tiempo fue considerado un producto más valioso que el mismo oro.

Hoy la mirra ya no es tan famosa como tratamiento farmacéutico.

Un fármaco basado en derivados de la planta fue producido en Egipto y presentado como una "cura milagrosa" para la esquistosomiasis, una enfermedad parasitaria de países en desarrollo.

Pero la medicina fue rápidamente descalificada en estudios científicos que concluyeron que no era realmente un agente antiesquistosoma.

La Commiphora myrrha es una de las plantas de las que se extrae mirra.

La mirra, sin embargo, sigue siendo muy usada en la industria cosmética, que afirma que el producto tiene propiedades antienvejecimiento.

De hecho, el incienso y la mirra son la base de los productos de belleza más populares en esta época del año, que incluyen lociones "revitalizantes", bálsamos corporales y sueros para la "juventud instantánea".



2 comentarios:

isapucela dijo...

!! Hola Mila!!!!

muy currado el tema de lo reyes magos...es bonito saber el origen de nuestras tradiciones, y esta sin duda es una de las mas bellas de nuestra cultura.

Me ha encantado el art. de los bebes y me parece muy curioso asociarlo a temas que nunca se me hubiera ocurrido como el del escarabajo !!un coche que siempre me ha encantado!!...como nos manipulan sin saberlo.
Respecto al artículo sobre los niños feos...no se que decir, no parece muy real, a todos los padres nos parecen siempre nuestros hijos los mas guapos, de hecho incluso cuando hay alguno bastante feo a los padres siempre les parece guapísimo....pero bueno será que en Canadá son distintos que aquí.


Aprovechando te contesto a algo que me preguntaste, no pudimos ver la lápida de Pakal estaba cerrado porque hubo un derrumbe y nos tuvimos que "contentar" con ver Palenque, eso si vimos atardecer sobre la selva en la cima del palacio, practicamente solos.....impresionante.

besos

Mila dijo...

Hola Isa, bisous!

He aprovechado que son las Navidades para rebuscar en la red cosas menos leídas sobre nuestras tradiciones. Me encanta rebuscar y todavía me encanta mas encontrar una imagen que no esta en el articulo pero que corresponde casi exactamente. Por eso no resisto en ponerla y por eso aviso LOL.

Sobre los niños feos, podría ser en efecto que la sociedad canadiense reaccione a la belleza de manera diferente a los llamados latinos.
La sociedad Norteamericana es mas competitiva y basada sobre el propio merito, aunque ser feo no sea algo merecido.
El autor chileno del articulo ya hace notar que en Chile probablemente no existe esta discriminacion aunque no esta seguro ...
Y si el decirse a si mismo que el hijo feo en realidad es guapisimo, no fuera mas que un mecanismo de defensa del padre o la madre, para disfrazar la verdad y ahorrarse la vergüenza social de reconocer que solo se ha sabido concebir un humano feo = menos bien hecho?

Que suerte, en Palenque casi solos, sin las hordas de turistas! me da envidia sana, hasta sin la lapida del Sr Pakal.