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lunes, 6 de febrero de 2012


Editorial
4 Febrero 2012


Fueron cometidos crímenes terribles durante y después la guerra civil española de 1936-39 que ningún tribunal ha investigado o juzgado aun. Nadie sabe cuántas personas fueron secuestradas, torturadas y asesinadas. Ahora, uno de los jueces de instrucción más relevantes de España, Baltasar Garzón, está siendo juzgado por haberse atrevido a abrir una investigación sobre esas atrocidades.

España es ahora una democracia vibrante, pero el juicio contra el Juez Garzón, que se inicio la semana pasada, es un eco perturbador del pensamiento totalitario de la era de Franco. Se enfrenta a cargos penales que le podrían apartar de la judicatura durante 20 años por desacatar una amnistía promulgada en 1977 para suavizar la transición a la democracia. Él rebate con razón que bajo legislación internacional, no puede haber amnistía para los crímenes de lesa humanidad y que las desapariciones no resueltas –existen miles de fosas comunes sin abrir- constituyen un delito continuado.

En 2008, el Juez Garzón inició una investigación oficial, ordenando la apertura de 19 fosas comunes acusando simbólicamente al General Francisco Franco y varios ex oficiales, ninguno vivo en la actualidad, por la desaparición de más de 100.000 personas. Un tribunal de apelación cerró la investigación. El año siguiente, dos grupos de ultra derecha presentaron cargos penales contra el juez por desacatar la ley de amnistía. El Ministerio Público argumentó que no se había cometido ningún delito, pero el Tribunal Supremo aceptó el caso.

Por otra parte, el Juez Garzón, se enfrenta a cargos penales por resoluciones en otras dos causas de gran carga política. No podemos juzgar los fundamentos de las mismas. Pero el procesamiento de magistrados por sus resoluciones es raro en España y podría desalentar la independencia judicial.

El Juez Garzón se hizo famoso por sus procesos contra terroristas vascos, torturadores argentinos, el ex dictador chileno General Augusto Pinochet y políticos españoles. Ahora, sus poderosos enemigos ven la oportunidad para acabar con su carrera.

Sin duda el Juez Garzón es extravagante y en ocasiones se extralimita, pero juzgarlo por perseguir los crímenes de la era de Franco es una ofensa contra la justicia y la historia. El Tribunal Supremo español nunca debería haber aceptado el caso. Ahora debe absolverlo.

©Traducción de Mercedes
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